miércoles, 30 de marzo de 2011

Odio la vela.




- Odio la vela.
- ¿Y ganar? ¿Qué te parece?
- En eso no tengo experiencia.
- ¿Sabes cómo se gana una regata?

Él se acerca, coge suavemente el dorso de su mano y escenifica el mar y su sentir.
Dulces movimientos y ligeros soplidos contra su palma.

- Imagina que tu mano es un precioso velero y que navegas al empuje del viento.
De repente se acerca otro velero, te deja sin viento y te detiene. Te roba la energía.
Tú cambias el rumbo para alejarte de ese barco, sin embargo, éste te sigue, vuelve a taparte cortándote viento y dejándote sin energía.
¿Comprendes? Lo que cuenta es encontrar tu propio viento.
Navegar con toda la potencia que puedas, alejándote de la sombra del otro barco.


De la película Wind 1992 y por su culpa. J

sábado, 12 de marzo de 2011


Si hubiera nacido mujer seguro que hubiera sido prostituta. Como había nacido hombre, anhelaba constantemente mujeres, cuanto más guarras mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas mujeres, me daban miedo porque a veces querían tu alma, y lo poco que quedaba de la mía, quería conservarlo para mí. Básicamente deseaba prostitutas porque eran duras, sin esperanzas, y no pedían nada personal. Nada se perdía cuando ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer buena y cariñosa, a pesar de lo que me pudiera costar. De cualquier manera estaba perdido. Un hombre fuerte pasaría de ambos tipos. Yo no era un hombre fuerte.

Charles Bukowski se parece a él, ambos disfrutan con el perderse en su propio saber.
No me engaña.