" El Ébola Zaire ataca todos los órganos y tejidos del cuerpo humano excepto los huesos y músculos del aparato locomotor: es un parásito perfecto, porque transforma prácticamente todos los componentes del cuerpo humano en un plasma de microorganismos. Como sea, las misteriosas siete proteínas que contienen el Ébola operan juntas como una maquina inexorable, un tiburón molecular, y consumen el cuerpo. Conforme progresa la infección, comienzan a aparecer coágulos de sangre en la corriente sanguínea, la sangre se espesa y va más despacio, y los coágulos comienzan a pegarse a las paredes de los vasos. Es lo que se denomina «pavimentación» porque los coágulos van encajando entre si y forman un mosaico que forra el interior de los vasos sanguíneos. El mosaico engorda y va soltando nuevos coágulos, los coágulos se mueven por la corriente sanguínea y son arrastrados a los capilares, donde se atrancan. Esto corta el riego sanguíneo a diversas partes del cuerpo, dando lugar a puntos muertos en el cerebro, el hígado, los riñones, los pulmones, los intestinos, los testículos, el tejido mamario (de los hombres lo mismo que de las mujeres) y toda la piel. En la piel se forman petequias que son hemorragias subcutáneas. El Ébola ataca el tejido conectivo con especial virulencia: se multiplica en las fibras colágenas. Las fibras colágenas del cuerpo se convierten en puré y los sustratos de la piel mueren y se licuan. En la piel se forman burbujas que crean un océano de ampollitas blancas y rojas que se denominan sarpullido maculopapular. Aparecen en la piel rasgaduras espontáneas y la sangre brota por ellas. Los puntos rojos de la piel crecen de tamaño, y se extienden y confunden hasta convertirse en enormes moratones espontáneos, mientras la piel se ablanda y vuelve pulposa desprendiéndose al tocarla sin hacer la menor fuerza. Hay hemorragias en la boca, hemorragias alrededor de los dientes y se pueden tener hemorragias por las glándulas salivales: literalmente, sangran todas las aberturas del cuerpo cualquiera que sea su tamaño. La superficie de la lengua se vuelve roja brillante luego se desprende y entonces o se traga o se escupe. Se dice que es extraordinariamente doloroso perder la superficie de la lengua. La piel de la lengua puede perderse durante los torrenciales vómitos negros. También pueden desprenderse el fondo de la garganta y el revestimiento interior de la tráquea, y los tejidos muertos caen hacia los pulmones o se escupen entre esputos. El corazón sangra hacia su interior, los músculos cardiacos se reblandecen y tienen hemorragias dentro de sus cámaras, y la sangre rezuma fuera del músculo cardiaco conforme el corazón late, e inunda la caja torácica. El cerebro se va atascando con células sanguíneas muertas, condición que se denomina «enfangamiento cerebral».El Ébola ataca el revestimiento interior del globo ocular y a veces se llenan de sangre los globos oculares, con lo que el enfermo se queda ciego. Se ven gotitas de sangre en los parpados: se puede llegar a llorar sangre. La sangre corre por las mejillas sin coagularse.
El Ébola mata gran parte de los tejidos mientras el anfitrión aun está vivo. Desencadena una necrosis irregular y progresiva que se extiende por todos los órganos internos. El hígado se hincha y comienza a licuarse . Las grietas recorren el hígado, atravesándolo y profundizando en el interior, con lo que el hígado se necrosa por completo. Los riñones quedan atascados por los coágulos de sangre. Al no operar los riñones, la sangre se carga de orina tóxica. El bazo se convierte en un coágulo de sangre, duro y del tamaño de una pelota de tenis. Los intestinos pueden estar completamente llenos de sangre. El revestimiento interior de las tripas muere, se va desprendiendo y se defeca junto con grandes cantidades de sangre. En los hombres, los testículos se hinchan y se ponen de color azul y negro, el semen se sobrecarga de Ébola y a veces sangran los pezones. El virus es una catástrofe para las mujeres embarazadas el niño es abortado espontáneamente, por lo general contagiado de Ébola, y nace con los ojos enrojecidos y sangrando por la nariz.
El Ébola destruye el cerebro de un modo más concienzudo que el Marburgo y las victimas del Ébola sufren a menudo convulsiones epilépticas durante la última fase. Los temblores y las convulsiones del paciente es posible que esparzan o salpiquen sangre a su alrededor. Es probable que estas salpicaduras de sangre que produce la epilepsia sea una de las estrategias del Ébola para imponerse: hace que la víctima padezca ataques espasmódicos durante la agonía, con lo que reparte sangre por todas partes y aumenta las posibilidades de encontrar un nuevo anfitrión.
Después de la muerte, el cadáver se deteriora muy deprisa: los órganos internos han comenzado a disolverse saturados de virus Ébola."
(pag 58 de la literatura científica de Richard Preston; ZONA CALIENTE, libro con el que me topé por la reciente actualidad de mierda y ante el que caí rendida.
Frivolizando muchísimo me acordé del amor.)