Pierdes el habla, la escritura y lectura, la coherencia, pero no la sed ni la necesidad de salir vivo del amor.
A veces, la discapacidad congnitiva profunda elimina el olfato, la piel y el resto de sentidos, para despertar el sexto de ellos: el miedo.
Cuando te situas por debajo de la media no permites al otro tu postura de falsa inteligencia.
¿Acaso necesito yo un análisis para besar tu cabeza?
Pero sólo a veces,
hasta que el retraso desaparece:
el agua llega a la fuente y no al río, los autobuses llegan a terminales y los orgasmos a término.
Entonces, y hasta la próxima parálisis fronto-lateral, podremos aceptar que el amor es pender del sistema simpático del otro.
En fin, que el amor es bien listo y nos vuelve a todos retromonguers.
Coeficiente intelectual: Emocionalmente dependiente