Ella hace arte sólo con escribir "arte" sobre su piel.
Ella hace arte cuando pinta una sonrisa en su cara, cuando torna tu cuerpo a mineral aún por esculpir, cuando tus carcajadas se convierten en melodía y sus ronquidos en nana.
Ella hace arte cuando golpea los baldosines de la cocina con tres espaguetis ya cocinados, como hacía su abuela, y añade salpicaduras de tomate sobre su ropa.
Ella hace arte cuando no queda nada en la nevera y planta un plato sobre la mesa. Sembrando vuestra felicidad.
Ella hace arte cuando recoge su cabello alborotado sin despegar ni un centímetro vuestros cuerpos sudados. Hace arte si te obliga a ser escultura, si te pide que poses junto a ella con la polla en su interior todavía dura. -Estamos pintando nuestros recuerdos, ¿serías capaz de dormir así?- susurra justo después de morir.
Ella hace arte si se empañan los cristales por el frío que hace ahí fuera. Y lo perfecciona si los llena de letras inconexas.
Ella hace arte al canturrear en la ducha. Hace arte cuando danza desnuda por la habitación. Ya sea bailarina de flamenco o danza de tu vientre.
Ella hace arte cuando te dice que esa tripa te hace más atractivo y te ofrece una cerveza que acabará por beberse.
Ella hace arte si al depilarse las piernas olvida barrer el suelo, hace arte cuando argumenta su olvido con hacer arte.
Hace arte, y si no que se lo digan a tu sonrisa. Tonto enamorado del arte, del suyo.
Y así. Él también hace el arte, el arte de lo cotidiano.
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