a. El abecedario que le canto a las ovejas cuando no puedo dormir
b. les ruega que se queden.
c. Sólo cuento las cuatro primeras letras
d. y no me demoro en situarme frente la valla
e. sin saber si impido que salten,
f. si enfrento su vuelo
g. o simplemente provoco que aprieten un poco más el trasero.
h. Es la octava oveja la que se tropieza contra la valla cuando llega la hache,
i. el próximo gemido
j. - serán ya-
k. un hacino de entrañas
l. que acomoda mi cabeza cuando llega la ele.
m. Los animales continúan goteando de forma pesada
n. (como si hubiera otra forma de gotear)
ñ. y me arropa antes de acabar la nana
o. que no es capaz de superar la letra pe
p. porque las casualidades existen hasta en los mundos donde reina la obsesión.
Todas ellas balan recubiertas de la roja lana que les aportó el disparatado tropezón, y aún así, apuran el tic-tac de mi reloj en cada respiración.
Estoy harta de los números, me paso al abecedario.
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