Te dejas fluir como un bote de dinero fácil que sólo flota por la concentración salina del entorno en el que actúas, como si de tu programa de televisión favorito se tratara tu mente se estanca en aquel mar muerto.
Se te duerme la lengua, presionas las extremidades y la garganta, tus dedos no responden con el cosquilleo de consolación tras una ausencia local de respiración, te limitas a lo de fuera y se te pone malo lo de dentro. Todo vale contigo misma porque todo valió contigo misma.
Enfermar te parece mezquino con esta crisis, las neveras se pudren de vacío desde que vi como crecían hongos en un bote de mermelada.
Pronóstico: deja ver tus puntos de sutura absorbibles e intenta no volver a meter la pata en la llaga.
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